23.2.18

Poner en nuestra vida algo que nos aporte esa chispa de ilusión

LA NOVEDAD, UN GRAN ALICIENTE
Estamos en un momento en el que el ambiente de crisis promueve la búsqueda de novedades, de cosas distintas que nos instalen en realidades diferentes.

Que nos saquen de la rutina, de lo preestablecido, de lo previsible, del "más de lo mismo".

Sabemos por todos los estudios realizados, que la vida es cíclica y frente a una época de desastres y tragedias, llega otra de bonanza y calma.

Lo nuevo está lleno de sorpresas, o al menos eso creemos o mejor aún, relacionamos esas novedades con bondades. La mayoría de las veces, buscamos salir de la rutina, encontrar en lo desconocido las respuestas a nuestros vacíos o a esas ansias de lograr aquello que siempre nos quedó por hacer.

Lo cierto es que el inmovilismo nos lleva al estancamiento; entrar en lo nuevo nos mantiene alerta, expectantes y deseosos de probarnos a nosotros mismos en otros ámbitos y de otras formas.


La vida es un continuo reto. Una prueba tras otra que no deja de sorprendernos. La rutina nos instala en la seguridad, pero nos resta frescura. Y en el fondo, queramos o no, la deseamos.

Cierto es que la novedad deja de serlo muy pronto. Que con ello sucede como con el tiempo que es todo uno. El pasado no existe porque es ya el momento en el que escribo esto y a la vez es presente, pero tampoco existe el futuro porque está hecho de presentes continuos.

En occidente, medimos el tiempo de forma lineal. En oriente es cíclica. Se cierra en círculo un perpetuo devenir que no tiene ni comienzo ni fin.

De alguna forma, debemos poner en nuestra vida algo novedoso. Algo que nos implique, que nos ponga a prueba, que nos aporte esa chispa de ilusión ante lo desconocido. 

En qué medida debemos hacerlo, pues en la que nos venga bien a cada uno, en aquello que nos haga levantarnos con las ganas de encontrar un día diferente en el cual el tedio no nos acorte la vida lentamente.

Ante la depresión y el decaimiento solamente queda la acción. Ponernos en marcha, elegir bien y actuar.

Hagamos como cuando somos pequeños que el mundo está por descubrir y nunca nos queda un instante para el aburrimiento.

Pensemos que hay muchos mundos por descubrir dentro del nuestro. No cerremos el círculo. La vida es muy amplia y está ahí, esperándonos. Tan solo es cuestión de salir a su encuentro.


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