11.10.17

No se equivocan los demás, nos equivocamos nosotros.

LA FIDELIDAD A UNO MISMO: Otra clave para una vida feliz
HE LLEGADO A LA CONCLUSIÓN QUE LO MÁS IMPORTANTE PARA UNA VIDA FELIZ ES EL EQUILIBRIO, LA NEUTRALIDAD EMOCIONAL Y EL DARSE UNO MISMO LA IMPORTANCIA QUE TIENE.

Todo en la vida requiere un equilibrio. De hecho, cuando este equilibrio se extrapola a todo lo que hacemos, el propio suceder de los acontecimientos lleva a un punto de moderación sostenida. Y es bueno que sea así, aunque se pierda el ardor que acompaña a las emociones extremas cuando pueden ser calificadas de deseables.

Me he dado cuenta que la decepción siempre llega acompañada de la frustración del “que pone el interés”, es decir, de aquel que ha empeñado su interés, su esfuerzo, su trabajo o su sentimiento en un proyecto que después no consigue.

Ha empleado energía suficiente para mover montañas y sin embargo, a pesar de los esfuerzos, se van acumulando las pequeñas derrotas cotidianas con las que comienza a sentir la falta de resultados. Por ello, muchas veces, nos empeñamos en negar lo evidente e insistimos en poder con lo que ya no nos sostiene. Nos duele perder el tiempo invertido y aún más nos duele pensar que nos hemos equivocado.


Sin duda, lo que falla no son las circunstancias, ni las personas, ni el azar, ni la suerte. Lo que pasa es que no somos capaces de ajustar la expectativa a la realidad cuando la emoción nos desborda.

NO SE EQUIVOCAN LOS DEMÁS. NOS EQUIVOCAMOS NOSOTROS. NO FALLAN LOS OTROS. NOS FALLAMOS A NOSOTROS MISMOS POR IMAGINAR UNA REALIDAD QUE SOLO EXISTE EN NUESTRA MENTE.

No podemos culpar al otro de no encajar con la idea mágica que nos hemos hecho de él. Porque esa idea, en definitiva, solo es nuestra y en muy pocas ocasiones es coincidente con el modelo que nos sirvió de inspiración.

No hay culpables en nuestros fracasos. No hay que encarcelar a los que creemos que nos fallan. Ellos son como son y no van a cambiar. Ni deben hacerlo por otra persona. No hay posibilidad de acomodar a los demás ni ceñirlos a nuestros gustos. Ni intentarlo siquiera es una buena idea.

Cada cual se acomoda en el rincón de su alma, aquel que conoce, que le gusta y que le es afín. Podemos, a lo sumo, respetar su forma de ser y sentir… y con el tiempo aspirar a aprender a convivir con ella, siempre que creamos que merece la pena. Si apreciamos que no es así, lo mejor es alejarnos del mismo camino para que no suceda ninguna situación no deseada.

LAS EMOCIONES EXTREMAS NOS CONFUNDEN. NOS ELEVAN A LA CÚSPIDE DE LA PASIÓN, EL DESASOSIEGO E INCLUSO LA INTRANQUILIDAD QUE DAMOS POR BUENAS EN ORDEN PROPORCIONAL A SU INTENSIDAD.

Si sufro mucho por una persona…quiere decir que amo mucho a dicho ser. Nueva confusión y error terrible de apreciación. Si amo mucho, debo gozar mucho de ese bello sentimiento que nada tiene que ver, en muchas ocasiones, con el asalto de adrenalina que recorre nuestras venas cuando el destello de la pasión se aferra a ellas.

ME QUEDO CON EL EQUILIBRIO PONDERADO EN CUALQUIER CASO, COMO TAMBIÉN ME QUEDO CON LA FIDELIDAD A MÍ MISMO Y LA AUSENCIA DE INCULPADOS EN MIS PROPIAS BATALLAS PERSONALES. 

SE TRATA DE PONERNOS EN PRIMERA LÍNEA DE NUESTRA VIDA. DE NO CONFUNDIRNOS CON EL RESTO, POR MUY CERCANOS QUE ESTÉN. COLÓCATE DELANTE DE TI.

ERES LO MÁS IMPORTANTE PORQUE SIEMPRE ESTARÁS CONTIGO... NO TE FALLES.


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