6.10.17

Con actitud optimista, organizaremos nuestros recursos de forma más eficaz

ELIGIENDO A BARRABÁS

La vida contiene maravillosos tesoros, pero para descubrirlos es necesario tomar algunas decisiones correctas.

Tal como consta en el Nuevo Testamento, Barrabás era un criminal conocido por todos, de cuya culpabilidad no se dudaba. Sin embargo fue liberado, nada menos que en lugar de Jesús, durante la Pascua. Poncio Pilato era la autoridad responsable de hacer cumplir a ambos, a Barrabás y a Jesús, sus condenas. Los dos serían crucificados. Pero existía una tradición que permitía la liberación de un condenado. El pueblo debía reunirse y elegir al que sería indultado.

Y por aclamación el beneficiado fue Barrabás.

Si el Nuevo Testamento fuera una serie de televisión, de esas que hoy todo el mundo sigue atentamente, el capítulo correspondiente a la liberación de Barrabás sería criticado por inverosímil. Los guionistas no podrían explicar de una manera creíble por qué las personas comunes preferirían la liberación de un auténtico criminal antes que la de Jesús. El propio Pilato trató de hacer recapacitar a la gente aclarando que Jesús no había cometido ningún delito, algo que ya todos sabían.

Simplemente resulta increíble.

Con frecuencia detectamos fácilmente estos comportamientos incoherentes cuando los vemos en otros. Por ejemplo, el racismo, la intolerancia religiosa o la violencia de género resultan evidentes para las personas que no ejercen esas conductas tan condenables.

Sin embargo, si nos convertimos en observadores atentos y objetivos de nosotros mismos, vamos a descubrirnos haciendo elecciones terriblemente malas. Comprobaremos que muchas veces, de manera inexplicable, tomamos decisiones que nos perjudican, que postergan nuestra evolución y que nos hacen infelices. Una y otra vez nos sorprenderemos al optar por lo que menos nos conviene, al desperdiciar maravillosas oportunidades… Algo así como elegir a nuestro propio Barrabás.

Los mejores ejemplos están todo el tiempo a nuestro alrededor. Programas de televisión mediocres seguidos por enormes audiencias. Comida chatarra consumida cada vez por más personas. Música de dudosa calidad preferida por multitudes. Redes sociales donde tanta gente, que en realidad vive aislada, malgasta su tiempo.

Si somos realmente honestos con nosotros mismos, deberíamos admitir que hay aspectos de nuestras vidas que nos gustaría cambiar, que está a nuestro alcance cambiar… pero que inexplicablemente nunca nos decidimos a cambiar.

Pero como en este blog nos enfocamos en qué hacer para sentirnos bien, sólo quiero señalar una mala decisión que tomamos a cada momento, casi sin excepción: la decisión de no ser felices ya, ahora mismo. La decisión de enfocarnos en lo negativo, en lo que nos falta, en las metas que aún no alcanzamos, en los deseos que todavía no pudimos cumplir.

Recuerdo un video que circuló unos días antes de la última Navidad. Un hombre se despierta el día de Navidad y sale de su cama con la actitud de un niño que va directamente a buscar sus regalos. Pero en vez de uno o dos paquetes con su nombre junto al árbol, encuentra otro tipo de regalos. Y son muchos: su mujer, sus hijos, su casa, su desayuno, su ropa, su auto, su trabajo… Y recibe y celebra cada uno de estos “regalos” como si fuera una maravillosa sorpresa.


¿Por qué no podríamos disfrutar cada día de esos detalles milagrosos que tiene nuestra vida? ¿Por qué decidimos pasarlos por alto y preferimos enfocarnos con preocupación en alguna de esas otras cosas que todavía no tenemos? Es tan incoherente como elegir a Barrabás… con el agravante de que repetimos la misma desafortunada elección una y otra vez.

Esto no tiene por qué ser así
Quiero compartir una idea muy simple del libro Un Curso de Milagros acerca de tomar decisiones equivocadas que, más pronto o más tarde, nos causarán preocupación, angustia, dolor… Y la idea en cuestión es que “esto no tiene por qué ser así”:
Si no puedes oír la Voz de Dios, es porque estás eligiendo no escucharla…
Cuando tu estado de ánimo te diga que has elegido equivocadamente, y esto es así siempre que no te sientes contento, reconoce que ello no tiene por qué ser así…
Cuando te sientas triste, reconoce que eso no tiene por qué ser así. Las depresiones proceden de una sensación de que careces de algo que deseas y no tienes. Recuerda que no careces de nada, excepto si así lo decides, y decide entonces de otra manera…
¿Te has detenido a pensar seriamente en las muchas oportunidades que has tenido de regocijarte y en cuántas has dejado pasar?
Podemos empezar por identificar aquellas situaciones en que nos sentimos mal, y tratar de entender cuál es nuestra decisión equivocada que origina ese malestar.

Siempre que estemos enojados con alguien, preocupados por algo que podría suceder o disconformes con algo que pasó, es que tomamos una decisión que nos conviene revisar.

El rechazo ante lo que sucede o la falta de perdón de nuestra parte, por ejemplo, nunca resolverán los problemas que debemos enfrentar, pero tienen la consecuencia inevitable de causarnos enojo y rencor. Pero si decidimos aceptar o perdonar, en cambio, alcanzamos el mejor estado emocional posible para provocar un cambio real y positivo en nuestra realidad.

SI SUCEDE, CONVIENE.

Esta frase es muy polémica y para refutarla es bastante fácil proponer situaciones que efectivamente suceden pero que en realidad no le convienen a nadie. Es que la frase es muy breve y no puede pretenderse que sólo tres palabras lo expliquen todo acerca de cada hecho de la realidad y de todas sus posibles consecuencias. Pero es muy provocativa y representa una verdadera invitación a aceptar la realidad tal como se nos presenta y a buscar el lado positivo de cualquier situación.

Y luego, al encontrar ese lado positivo y adoptar una actitud optimista, podemos organizar nuestros recursos de la manera más eficaz, desplegar completamente nuestra inteligencia y nuestra creatividad, y así poder hacer frente a cualquier circunstancia adversa, resolver aquellos problemas que tengan solución… y convertirnos finalmente en personas más fuertes y más sabias.

Axel Piskulic



No hay comentarios:

Publicar un comentario