12.9.16

De momento es la única vida que tenemos la certeza de poder compartir.

GRITA, CANTA O HABLA, PERO VIVE LA VIDA A TODO VOLUMEN


Reír, llorar, saltar, voltear, retornar, decir adiós, poner puntos suspensivos, lidiar con la vida, enamorarse, disfrutar del chocolate, oler un buen perfume, equivocarse, rectificar, escribir un "te amo", aliviar el corazón en llanto, escuchar nuestra canción favorita, sorprendernos, enfadarnos, pensar, suspirar…

Podríamos seguir hasta el infinito. Darle rienda suelta a nuestra imaginación y pensar en todas aquellas cosas que merecen la pena y la alegría. Sin embargo, este texto es sobre todo un "ojalá”. Un ojalá vivas todos los días de tu vida. Pero vivir de verdad, bien vividos.

Deberíamos estar todo el día con la piel de gallina. Deberíamos cantar, bailar, hablar y gritar. Pero, sin embargo, nos acabamos convirtiendo en tiestos. En autómatas de la vida. En cuerpos con cabeza de calendario que llevan enfundados en sus muñecas el reloj que va más a juego con la ropa que colorea su vida.

Basta de autoengaño, la vida es fugaz y la desperdiciamos

No te engañes porque ya no te hace falta tener lo mejor y lo último del mercado, hacer el viaje más caro, tener un éxito rotundo o conseguir el cuerpo ideal a golpe de bisturí. Eso ya, más aún cuando llegas a cierta edad, no vale tanto como antes. Lo malo es que tardamos tiempo en darnos cuenta.


Como dijo John Lennon, “la vida es eso que pasa mientras hacemos otros planes”. Como si no hubiese un límite de tiempo, cuando en realidad el tiempo es lo más finito que hay y que siempre llegará a su fin.

Somos los seres de las dudas constantes. Nos levantamos cada día como si tuviésemos la eternidad para comprender en qué consiste realizarnos y dar un paso más allá de nuestras metas.

Se nos olvida que la fugacidad de la arena al pasar al otro lado del reloj es nuestra opción de pasarnos al otro bando y seguir escalando la montaña. También se nos olvida que de momento es la única vida que tenemos la certeza de poder compartir.

Lo que aprendemos con el tiempo

Pero comenzar a construir ese trayecto es cuestión, muchas veces, de tiempo y de amor propio (aunque sea por necesidad). Hay un texto, atribuido a Jorge Luis Borges, que nos habla precisamente de esto, de la necesidad de hacernos conscientes que el paso del tiempo es, muchas veces, lo que nos aporta mayor consciencia a nuestra vida. ¡¡Disfrutadlo!!

Con el tiempo aprendí la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma. 
Con el tiempo aprendí que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo…empecé a entender que los besos no son contratos, ni  los regalos, promesas. 
Con el tiempo aprendí que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo…te das cuenta que casarse solo porque “ya urge” es una clara advertencia de que tu matrimonio será un  fracaso.
Con el tiempo comprendí que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. 
Con el tiempo te das cuenta que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero. 
Con el tiempo entendí que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá  rodeado solo de  amistades falsas.
Con el tiempo aprendí que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir  lastimando a quien heriste, durante toda la vida. 
Con el tiempo aprendí que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendí que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual. 
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz  con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible. 
Con el tiempo te das cuenta que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo aprendí a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes. 
Con el tiempo comprendí que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. 
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendí que intentar perdonar o  pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún  sentido…

Pero desafortunadamente…esto solo lo entendemos con el tiempo.

Postergamos nuestra vida a un tiempo mejor en el que tengamos más horas en el día o hayamos conseguido cumplir nuestros objetivos. Y, con esto, nos olvidamos de que nuestro reloj no conoce el mundo más allá de las 24 horas que sabe marcar y que la opción de pelearnos con nuestros sueños es la que nos otorga el día de hoy.

Se nos ha olvidado que vivir es comprender que el tiempo pasa sin rodeos y que nos da la opción de apreciar las pequeñas cosas que nos ofrecen amarnos de verdad. Precisamente vivir consiste en esto, en saber reconocer y apreciar los caminos que nos dan pistas para comprender que nuestra media naranja está dentro de nosotros y que no tiene mucho sentido buscar fuera lo más importante que nos brinda la vida.




Raquel Aldana


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